domingo, 20 de enero de 2013

C4: El principio.

Los primeros momentos que pasé al intemperie en el bosque eran como una inyección de adrenalina cuando caía la noche, pero conforme iban pasando los días, la dosis se iba haciendo más y más pequeñas. Y junto a esto, estaba el problema de no poder hacer fuego, los últimos días habían caído las lluvias que daban paso a la primavera impidiendo que pudiera cocinar lo que cazaba. La carne cruda no está tan buena como el anciano de mi pueblo decía. 
Ahora me encontraba mojada, hambrienta y cansada. Había atravesado bosques, carreteras y autopistas, haciéndome perder el sentido de la orientación. No sabía donde me encontraba, pero cada vez los aullidos, que algunas noches no existían, sonaban más cerca. Eso era lo único que me aliviaba, que el sonido cada vez era mas cercano a mi. 

Acababa de amanecer y me encontraba durmiendo bajo los árboles, llevaba la espalda cogida a la cintura. Me pase la mano por el pelo sucio por la tierra y el sudor, suspirando, hacía dos noches que los lobos no habían aullado, y yo había permanecido en el mismo lugar esas dos noches. Así que hoy decidí moverme, he intentar llegar a alguna población para encontrar una casa vacía para poder bañarme y comer algo decente. Esa era la meta de hoy y de todos los días, sobrevivir.
Comencé a andar, y solo pasado el medio día pude divisar unas cuantas casas, me dí cuenta de que era una ciudad cuanto más avanzaba. Sonreí. Hoy podría vivir hasta mañana, algo que me reconfortaba. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario