sábado, 30 de marzo de 2013

C6: La oscuridad también se puede volver luz.

El día había comenzado con lluvia, pero a las doce y poco de la mañana ya había aparecido el sol y un arco iris adornaba el cielo azul, mientras las nubes se iban. 
Baje las escaleras rápido, quería distraerme en el bosque, me apetecía correr, saltar, bailar, gritar, disfrutar del aire y del buen tiempo. 
- ¿A donde va, Señorito? - Preguntó Bulma saliendo del gran comedor, camino a la cocina. 
- ¡Sh! - contesté yo - No quiero que nadie se entere de que me voy. 
- ¿Otra vez va a hacer de las suyas, señorito? - volvió a preguntar. Yo asentí. - No se meta en líos otra vez, señorito. A su padre no le gustara en absoluto tener que volver a ir por usted. 
- No te preocupes, Bulma. Estaré de vuelta para la cena, lo prometo. - dije, corriendo ya hacia la puerta de atrás, mientras Bulma soltaba un suspiro que no aprobaba nada mi decisión de no volver a la hora de comer. 

Estuve horas por el bosque, hasta que llegue a la profundidad, aun estaba todo húmedo por esa zona, cogí una piedra y la tire hacia un tronco lejano. Volví a hacer lo mismo dos veces seguidas, dando siempre en el mismo tronco. Pocos segundos después, apareció Max y Santi de detrás de los árboles. 
- Pensaba que no venías - dijo Max, haciendo una mueca. Yo negué con la cabeza. 
- Vaya días que está haciendo, tio - comentó Santi, mirando al cielo. - Menos mal que ya parece que se despeja. 
- No creo - le dijo Max - Me apuesto lo que quieras que mañana lloverá.
- Seguro - comenté yo. - Pero aun así, mañana no podre venir. 
- Eso supone Rubí. - respondió Santi. 
- Nunca vienes, colega - resoplo Max. - ¿Se puede saber que haces con tu vida? 
- Cosas, ¿Qué crees que hago? - dije malhumorado. 
- No lo se. - Se limitó a decir. 
- ¿Cuando te volveremos a ver? - preguntó, cambiando de tema Santi. 
- Dentro de unos días, no os preocupéis, os avisaré antes. - Conteste, ellos se limitaron a asentir. 
- Pues nos vemos, Jack. - dijo Max, marchándose en la oscuridad. 
- ¿ Necesitáis algo? - pregunté a Santi, que se había quedado observando algo. - ¡Santi! 
- ¿Qué?.. ¿Qué pasa? - preguntó volviendo al mundo. 
- Que si necesitáis algo. 
- Ah, si... Rubí sigue mala. - comentó. 
- Vale, os llevaré lo que pueda hoy antes de irme. - le dije. 
- ¿Vas a por más gente? - preguntó. Yo negué con la cabeza como única respuesta. - Está bien, nos vemos luego Jack. 

Seguí un rato más de pie en mitad del bosque, y entonces visualice lo que había encontrado tan interesante Santi hacia un rato antes. Brillaba, dentro de la oscuridad del bosque. Así que fui hasta allí, y empecé a quitar ramas que impedían el paso, aunque lo peor de todo era el barro que aún seguía fresco. 
Seguí un poco más, y entonces vi lo que brillaba, la empuñadura de una espada, y una chica al lado.
En la empuñadura había algo grabado, pero el barro seco hacía imposible saber que era el grabado. Mientras, la chica, era palida y delgada, parecía llevar meses caminando, iba mojada por la lluvia, y la chaqueta de chico que llevaba le estaba bastante grande, y a la vez que cargaba con aquella espada, también llevaba una mochila, pero dentro de ella solo había una botella de agua medio vacía. 
Tire la mochila a un lado, y la cogí a ella en brazos mientras llevaba la espada colgada del hombro, parecía haberse dado un gran golpe. 


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